Raúl, un adolescente
de 15 años, le comenta a su mejor amigo que quiere
hacer un viaje especial antes
de empezar la Universidad. Para conseguir el dinero necesario, está buscando un
trabajo a tiempo parcial, algo que pueda hacer por Internet, que le permita contar
con los fondos para cuando llegue ese
momento. Su amigo le pregunta: ¿y tú vas a empezar a ahorrar ahora si todavía
faltan dos años para eso?
Durante mucho tiempo
se han estudiado los obstáculos que impiden a la personas ahorrar,
independientemente de su situación económica.
Muchos de nosotros conocemos personas que tienen un buen nivel de
ingresos y, sin embargo, no piensan en el futuro y gastan todo lo que ganan.
Prefieren la gratificación inmediata a la esperanza del disfrute en el mediano
y largo plazo. Creen que siempre serán jóvenes.
Mucha gente, intuitivamente,
ve el ahorro como una pérdida y esa aversión a perder, impide ver las bondades
de guardar hoy para invertir o contar con un apoyo financiero en la vejez. Un ejemplo son los que consideran que es hoy
cuando necesitan seguir el ritmo de vida de sus amigos con mejor posición
económica. Para ellos, guardar dinero sería muy doloroso si lo comparan con lo
que perderían al no usarlo.
Otro obstáculo es la
procrastinación. Mientas más se aplaza el momento de empezar a ahorrar, crece
la posibilidad de seguir dándole largas hasta el punto en que no se considerará
como una prioridad. Los niños a los que les enseñan a hacerlo desde pequeños, tendrán
más posibilidades de continuar el hábito al convertirse en adultos que aquellos
a los que sus padres no les han educado en esta materia.
El nivel del ahorro
depende de las condiciones económicas de las personas, de sus necesidades, de
su realidad. Quienes tienen menos, ahorran a partir de un mejor uso de sus recursos,
cómo llevar el almuerzo al trabajo o salir más temprano de casa para no
recurrir al taxi. En la medida en que los ingresos son mayores, el esfuerzo ha
de centrarse en guardar un porcentaje
mayor.
Raúl vive
en un hogar en el que los padres han fomentado el ahorro. Para él, es normal
guardar parte de su mesada en función de un objetivo. Cuando considera que
requiere hacer un esfuerzo mayor, busca una actividad que le permita generar
ingresos adicionales, sin poner en riesgo sus estudios, para obtener el dinero
que necesita. Le hace un relato a su amigo de las cosas que ha logrado,
venciendo los obstáculos para ahorrar y se ofrece a acompañarlo a producir y
guardar para viajar juntos.
isabel.idarraga@gmail.com
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