Marisol está muy sorprendida por la noticia que le acaban de dar. Su
padrino, amigo cercano de sus padres, ha sufrido una lesión grave en la columna
a causa de un accidente automovilístico. Sus hijos aún estudian y su esposa
siempre se dedicó a las labores del hogar. Ahora esta familia se encuentra con
un panorama desolador. Quién provee los ingresos está enfermo y requiere de
cuidados especiales que implican el desembolso de una suma considerable de
dinero durante un tiempo indefinido.
Cualquiera puede quedar incapacitado a cualquier edad, a causa de un accidente, una enfermedad o un desorden de tipo
cognoscitivo (Alzheimer, Parkinson). Una persona se encuentra incapacitada
cuando, por razones derivadas de la falta o pérdida de la capacidad física,
psíquica o intelectual, requiere de asistencia o ayuda importante para realizar
actividades del diario vivir como bañarse, vestirse, alimentarse, ir al baño,
movilizarse y continencia.
Queda claro que una persona incapacitada, además de la imposibilidad de
generar ingresos, ocasiona gastos adicionales que afectan el presupuesto
familiar. Normalmente, la póliza de salud cubre gastos médicos, de
hospitalización y cirugía. Los gastos
adicionales de terapias, alquiler de equipos y cuidado permanente no están
cubiertos y, la mayoría de las veces, se cubren con ahorros y aportes de familiares
y amigos. En muchos casos, hay que
vender activos para obtener el dinero necesario.
Dentro de la oferta de pólizas existentes, hay una que garantiza
recursos financieros para hacer frente a
los gastos que ocasionaría la incapacitación del titular. Bien sea que requiera
terapia para recuperar la movilidad de una pierna con múltiples fracturas
o acompañamiento permanente a causa de
una condición que le impida todo tipo de movilización. Este tipo de pólizas puede adquirirse en
cualquier momento. El más indicado es
ahora, cuando gozas de buena salud.
Una póliza de incapacidad funciona como un lucro cesante al
proporcionar la cantidad de ingresos contratados mientras el asegurado está
impedido para desempeñar su actividad profesional. Este dinero permite
garantizar que el titular reciba atención profesional de buena calidad,
adecuada a sus circunstancias y en el sitio indicado y en el momento oportuno
sin que por ello se vea afectado el patrimonio familiar.
El papá de Marisol comenta que en varias oportunidades le sugirió a su
compadre que adquiriera una póliza de incapacidad y éste siempre le respondía
que estaba sano y tenía dinero suficiente para cubrir sus gastos. Ahora, está en
una silla de ruedas, requiere cuidados profesionales y el uso de equipos especializados
y el dinero se agota. Marisol, dice su papá, tu mamá y yo estamos asegurados porque
no tenemos dinero suficiente para sufragar
grandes gastos. Tú deberías hacer lo mismo.
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