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Cuando el dinero abunda hay que mantener la cabeza en su lugar

Miguel espera a su papá para  compartir una inquietud. El estudiante nuevo del salón se ufana de la riqueza que tienen sus padres y de lo bien que les va en sus negocios. Con frecuencia llega mostrando algo nuevo como un par de zapatos o un artículo electrónico y hace relatos de sus  viajes extraordinarios.   A la pregunta de cuánto ahorra, respondió: ¿para qué ahorrar si mi papá tiene mucha plata? Miguel  se ha propuesto mostrarle la importancia de cuidar el dinero y no sabe cómo empezar.

Es muy común escuchar a la gente lamentarse de que los ingresos no  alcanzan para cubrir todas sus necesidades. Por otra parte, las personas que disfrutan de una buena posición económica no suelen hablar de  cuanto tienen y de lo que hacen. Hay otro grupo que cuenta con buenas entradas, bien sea por su desempeño laboral o por el resultado de sus negocios, que muestra con ostentación lo que está en capacidad de adquirir. Afortunadamente, son los menos.

El dinero es un recurso que nos ayuda a alcanzar nuestras metas, desde adquirir el equipo de iluminación para ofrecer nuevos servicios en el estudio de fotografía hasta hacer un viaje a Asia como regalo de aniversario de bodas. Disfrutar de lo que se puede adquirir con nuestros ingresos es sano. Es una recompensa al tiempo que se dedica a la actividad que permite producirlo. Que gratificante es salir de vacaciones familiares para celebrar que los hijos han obtenido excelentes notas en el año escolar.

Nuestras abuelitas solían decir que en tiempos de vacas gordas hay que guardar para tiempos de vacas flacas. Esto no es más que la sugerencia de ahorrar parte de lo generado regularmente pues, en algún momento, los negocios pueden no ir muy bien y el flujo de efectivo puede detenerse. Es entonces cuando muchas personas se no tienen como cubrir sus necesidades básicas ni las de sus familias pues gastaron todo lo que percibieron. Lo que les queda es desesperación y angustia.

Cada vez que se recibe dinero se debe guardar una parte, por muy pequeña que sea. Nadie sabe en qué momento va a encontrarse fuera de esa empresa en la que gana el súper sueldo o cuando se dará cuenta que el socio ha llevado el negocio a la bancarrota. Y, es en esas circunstancias, cuando los ahorros se convierten en la tabla de salvación para hacer mercado, pagar el colegio de los niños, cubrir gastos de servicios,  cumplir con las cuotas de la hipoteca y la renovación de la póliza de vida.

Juan le dice a Miguel que le explique a su compañero de clases, de una manera natural, acerca del buen uso del dinero, del ahorro y, sobre todo, de la utilidad de un fondo de emergencia. Si quieres, invítalo un día a casa para que, en medio de un juego de basquetbol, conversemos al respecto sin que sienta que lo estamos juzgando pues ese joven, desafortunadamente, no cuenta con unos padres que le enseñen que antes de gastar el dinero, hay que apreciarlo y aprender a sacar lo mejor de él.


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