Ernesto
y Carlota han observado que su hijo, Luis Ernesto, ha venido incumpliendo con sus
diligencias regulares desde que entró a la universidad. Ha descontrolado su manejo
del tiempo y se ha retrasado en sus estudios y actividades extra curriculares
como la visita semanal al centro de niños huérfanos o su participación en el
juego de fútbol de los sábados. Como padres responsables, consideran que es
momento de intervenir para orientarlo en la administración de su tiempo y
lograr mayor eficiencia.
El
tiempo no se puede guardar, ahorrar o diferir. Avanza inexorablemente y no hay
forma de recuperarlo. Su manejo eficaz es primordial para conseguir nuestros
objetivos y cumplir con nuestras obligaciones. Esto es posible mediante la
organización permanente de nuestras tareas tanto las profesionales como las
personales. Para ello existen herramientas sencillas como las agendas, de papel o electrónicas, las listas de tareas
y, gracias a la tecnología, los recordatorios de reuniones o entrega de
reportes.
Las
personas exitosas llevan una agenda diaria en la que clasifican las tareas por
su importancia, tomando en cuenta las que agregan valor y las que no. Estas
últimas pueden dejarse para el final del día y, probablemente, después de unas
semanas, se borren de la lista. Eliminan elementos distractores como el uso inadecuado
de redes sociales durante horas laborales, las conversaciones excesivamente
largas o los recesos muy frecuentes y se concentran en las metas de cada día.
Hacer
buen uso del tiempo es un hábito adquirido mediante la práctica de acciones enfocadas
a los objetivos establecidos. Para un mejor manejo del tiempo es esencial
elaborar una agenda antes de empezar la jornada y revisarla al final de la misma.
La agrupación de actividades por temas facilita su ejecución, como por ejemplo,
revisar correos o hacer llamadas telefónicas. También ayuda la preparación previa
a las reuniones y la práctica de ser puntual.
Las
personas desordenadas con su tiempo tienen dificultades para alcanzar sus metas
lo que les provoca frustración. Con frecuencia trabajan el doble por
desconocimiento u olvido de lo que tienen por hacer. Pierden dinero gracias por
fallas en sus controles, por ejemplo, al no vigilar las fechas de vencimientos
de sus créditos terminan pagando intereses de mora. Llegan tarde a las
reuniones sin revisan los puntos a tratar e
incumplen con los tiempos de ejecución de proyectos por falta de
planificación.
Luis
y Carlota analizan con Luis Ernesto el origen de su incapacidad para cumplir
con sus compromisos. Este reconoce, como su principal error, haber dejado de
preparar su agenda diaria lo que ha provocado el olvido de los asuntos
importantes. Esto ha afectado su desempeño en sus estudios y vida personal. Quiere
hacer realidad cada uno de sus sueños por lo que está listo para retomar el
enfoque en las tareas que agregan valor mediante la organización diaria de su
tiempo.
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