Armando
disfruta enormemente cuando comparte sus conocimientos de negocios con personas
interesadas en prepararse para la creación de sus propias empresas. Como parte
de su colaboración con un instituto de gastronomía del que es accionista, enseña
materias relacionadas con temas financieros como obtención de fondos para
nuevos negocios, elaboración del presupuesto y manejo del flujo de caja. Su
mayor interés es orientar y aclarar todas las inquietudes de sus estudiantes.
Uno
de los primeros aspectos que deben
considerar quienes aspiran a ser empresarios es contar con un capital inicial mínimo. Este,
generalmente, proviene del ahorro que hacen
desde que empiezan a percibir ingresos hasta el momento en que deciden tomar el
camino del emprendimiento. También puede ser producto de la venta de activos
como un vehículo o un bien inmueble. Quizás proceda de una herencia, del aporte
de otros accionistas o un préstamo de terceros.
El
plan de negocios mostrará los requerimientos para el arranque de la nueva
empresa. Los fondos requeridos se destinarán
a la inversión inicial que permita la puesta en marcha y al capital de trabajo para
mantener la operación hasta el momento en que se perciba efectivo proveniente
de las ventas. La consideración del capital de trabajo es fundamental para no
poner en riesgo el negocio durante el ciclo inicial de ventas y cobranzas.
Una
vez determinado el monto de la inversión total y cuanto aportarán los socios,
se conocerá la cantidad que hace falta y que se solicitará a los bancos. Es escencial
identificar el uso que se dará al dinero recibido de instituciones financieras.
Los préstamos a largo plazo se destinan a la adquisición de activos fijos como
maquinarias, equipos e infraestructura, mientras que el capital de trabajo se
apalanca con financiamiento a corto plazo como pagarés o descuentos de facturas.
Aunque
los inversionistas posean el patrimonio suficiente para iniciar el nuevo
negocio siempre es conveniente evaluar la obtención de un préstamo, especialmente si las condiciones
crediticias son atractivas. Este proveerá experiencia crediticia que puede ser útil
en un futuro cercano y permitirá a los accionistas preservar parte de su
patrimonio para cubrir emergencias de tipo personal o de otras compañías en las
que participa.
Armando
hace énfasis en las ventajas de prepararse con suficiente antelación para el
momento de llevar a la realidad el negocio soñado. Para ello, el emprendedor de
mañana debe ahorrar e invertir, hoy, en activos productivos como maquinarias, equipos o terrenos, que en
el futuro sirvan de aval financiero para solicitar un crédito. Aquel que esté interesado en emprender ha de iniciar, cuanto antes, a crear un patrimonio
para dar forma a su negocio propio.
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