Fernando y Rafael se conocieron cuando estudiaban ingeniería de telecomunicaciones. El primero, graduado con honores, hizo un Máster, domina varios idiomas y trabaja en una trasnacional mientras que el segundo, un alumno regular, apenas comprende el inglés técnico y se dedica, con mucho éxito al comercio electrónico en su propia empresa. Fernando comienza a sentir el deseo de independizarse y está seguro que Rafael puede orientarlo en la búsqueda de una buena idea de negocio.
Para
un empleado puede ser más difícil, que para quien trabaja por su cuenta, imaginar
una idea de un negocio. La buena noticia es que es posible entrenar la mente
para la creatividad. La observación del entorno, el estudio de las tendencias
del mercado, el planteamiento de nuevas formas de hacer las cosas y el intercambio
de estos pensamientos con otras personas son actividades que potencian nuestra
capacidad de generar ideas de negocios, nuevas y buenas.
Una
vez que damos libertad a nuestra capacidad de inventiva, comenzarán a surgir
ideas, unas factibles y otras totalmente inviables. Hemos de tomar las que
consideramos buenas para analizarlas y determinar
si realmente lo son. Las ideas buenas ofrecen innovación en bienes o servicios,
como las tabletas, o permiten colocar productos existentes en nuevos nichos de
mercado, por ejemplo, una farmacia en una nueva urbanización.
Si
hemos logrado encontrar esa idea que creemos puede convertirse en un buen
negocio, hagamos un ejercicio inicial para determinar si vale la pena seguir
adelante. Es primordial que los involucrados directamente en el muevo
emprendimiento se sientan cómodos con la actividad que llevarán a cabo.
Difícilmente un vegetariano se estará motivado a atender un restaurante de
carnes rojas, por otra parte, a un ex profesional del tenis le complacerá
dirigir una escuela de entrenamiento deportivo.
Se
requiere conocer el grado de compromiso de los socios,
su nivel de conocimiento en relación al nuevo proyecto y su disposición
para aprender. Un diseñador de interiores se involucra fácilmente en proyectos
de decoración mientras que su socio, un contador, asumirá las funciones
administrativas del negocio. Y, si ambos están dispuestos a poner el mayor de
sus esfuerzos para que el negocio funcione, podemos decir que están frente a
una muy buena idea.
Rafael
le dice a Fernando: “si estás atento a lo que ocurre a tu alrededor y te
conviertes en un observador pronto empezarás a identificar necesidades no
satisfechas, las cuales pueden ser oportunidades para la creación de una
empresa”. Este está consciente de que al principio no imaginará muchas
soluciones para las situaciones que ve en el entorno, sin embargo, está
consciente que con la práctica llegarán ideas cada vez mejores hasta que
encuentre la que pueda llevar a la realidad.
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