Miguel pregunta a su mamá si pueden llevar a su amigo José
Luis con ellos a la playa. Mariela responde que estarán fuera una semana y su
hijo le comenta que, desde que los padres de José Luis se divorciaron, éste rara
vez sale a algún paseo fuera de la ciudad a menos que alguien lo invite porque
el dinero se ha hecho muy escaso en su casa. A Miguel le causa tristeza ver que
su amigo sufre estrechez económica al igual que otros compañeros de colegio
cuyos padres han puesto fin a sus matrimonios.
La ruptura de una pareja como consecuencia de la
imposibilidad de solucionar problemas en el seno de un hogar aflige
principalmente a los cónyuges e hijos y, en mayor o menor grado, a los familiares cercanos y
amigos. Tiene un impacto a nivel emocional, social y económico y obliga a tomar
decisiones, muchas veces dolorosas pero necesarias, para procurar el bienestar
de los afectados.
El divorcio obliga a las familias a efectuar cambios en las
rutinas, costumbres y hábitos. Las secuelas se sienten inmediatamente en el
presupuesto familiar pues cada uno de los esposos se enfrenta a gastos de
alimentación, transporte, vivienda y salud, además de los que son propios de los
hijos. Esto es aún más fuerte cuando uno
de los ahora ex cónyuges no genera ingresos y le corresponde al otro aportar el efectivo requerido para satisfacer
las necesidades del grupo familiar.
Por otra parte, el divorcio ocasiona egresos propios del
proceso legal de disolución del matrimonio a lo que se suman las sesiones de
terapias, muchas veces requeridas para ayudar a la aceptación de la nueva
realidad. Sí la persona que abandona el hogar, generalmente el hombre, debe
buscar un lugar para vivir, se estará introduciendo al presupuesto una suma
nueva de magnitud importante. Todo esto obliga a los responsables de este nuevo
tipo de familia a replantear los gastos.
La mejor solución a este problema comienza por tomar en
serio la selección de la persona con la que se formará un hogar además de tener la firme intención de hacer
todo lo posible, entre los dos, para que
el matrimonio funcione. Si aún asi, el divorcio es la única salida, lo más
sensato es revisar juntos el presupuesto para encontrar oportunidades de ahorro
y no exigir al otro más de lo que está en capacidad de dar. Muchas veces se
impone buscar entradas adicionales para equilibrar los egresos.
Mariela y su esposo aprovechan la circunstancia por las que
atraviesa José Luis para conversar con sus hijos acerca de los efectos de un
divorcio en el hogar y como la reducción de ingresos puede obligar a los
miembros de una familia a cambiar sus hábitos de consumo para adaptarse a un
nuevo escenario. Es por ello, continúa Mariela, que hay que ser recursivos en el
uso del dinero porque los momentos difíciles pueden aparecer súbitamente y encontrarnos
totalmente desprotegidos.
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