Rafael ha
participado en varias actividades de labor social y cada vez queda con la
sensación de que puede hacer más, sin embargo, el día a día lo absorbe y deja
de lado su propósito. En la Navidad pasada participó en una jornada de
recolección de regalos para niños de escasos recursos en la que fue invitado a apoyar,
de manera sistemática, a una organización que brinda recursos educativos a
estudiantes de zonas populares. Sin darle muchas vueltas, decidió asumir su
compromiso con su entorno.
A nuestro alrededor hay gente con carencias a la que
podemos ayudar de muchas maneras. Por otro lado, hay personas y organizaciones
que ofrecen recursos y herramientas a los más necesitados para paliar de alguna
forma sus necesidades siendo su único interés el de colaborar. El ser humano,
por naturaleza, está presto a socorrer a los demás y debido a su rutina diaria
deja de lado esta tarea que, está seguro, le brindará un alto grado de
satisfacción.
La labor social puede llevarse a cabo de múltiples formas.
La más sencilla es mediante la entrega de una cantidad de dinero a una
organización, iglesia o persona necesitada. Se puede participar ocasionalmente
en jornadas como recolección de comida o verbenas para recaudar fondos para una
causa en particular. La más comprometida es ser parte activa de una agrupación
que lleva a cabo una actividad específica como la enseñanza de un oficio o la
visita semanal a un centro hospitalario infantil.
Cuando hacemos labor social estamos colocando nuestro grano
de arena para hacer un mundo mejor, estamos apoyando a quienes tienen menos que
nosotros y cumplimos con un principio de solidaridad con los demás seres
humanos. Esta debería formar parte de nuestra agenda regular y ser enseñada a nuestros hijos para que aprendan a compartir
lo que tienen y saben con aquellas personas y comunidades que viven en
situación de pobreza.
Está comprobado que la labor social bien llevada da buenos frutos
al permitir que ciudadanos de escasos recursos adquieran instrumentos, como un
oficio, que les permitan mejorar su calidad de vida, que una plaza o parque abandonados
se conviertan en un lugar de esparcimiento o que los habitantes de una
comunidad reciban formación que les permita manejar sus conflictos. Son
múltiples los beneficios de esa actividad que llevan a cabo muchas personas sin
pedir nada a cambio.
Rafael ha acudido a la sede de esta ONG cuya misión es apoyar
a los niños de la comunidad para que se mantengan dentro del sistema educativo
hasta adquirir un oficio que les permita integrarse al campo laboral. Su tarea
es buscar donaciones de material educativo y uniformes para cumplir con el
presupuesto anual de esta organización. Tiene una meta y trabajará para
cumplirla teniendo la certeza de que su aporte permitirá que otros tengan una
mejor vida.
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