Gaby se entera que su esposo mantiene una relación extramarital desde antes de casarse de la cual han nacido dos hijos y comprende que es momento de divorciarse. No deja de pensar que sus padres le sugirieron casarse con capitulación de bienes dadas las diferencias económicas existentes entre ella y su prometido. En ese momento se negó a hacerlo y hoy, diez años después, se arrepiente.
Cuando dos personas contraen matrimonio, además de crear vínculos emocionales y personales, formalizan un nexo patrimonial sobre el cual hay que tomar decisiones, previas al casamiento. Los próximos cónyuges han de convenir la forma en la que van a administrar el capital que cada uno posee hasta ese momento y el que será producido en el futuro así como la adquisición y venta de los mismos.
Una de las formas de resolver este aspecto es el régimen de Capitulación de bienes que permite a cada esposo seguir teniendo posesión sobre las pertenencias adquiridas antes del matrimonio y las que se adquieran a partir de este. Mediante las capitulaciones matrimoniales, cada miembro de la pareja sigue teniendo la misma independencia patrimonial de cuando estaba soltero.
Esta es una alternativa a considerar cuando uno de los cónyuges goza de una posición económica mucho más holgada que la del otro, cuando hay hijos de relaciones anteriores, cuando se espera una herencia o se pertenece a un grupo familiar con negocios importantes. También es una opción en el caso de que uno de los esposostenga deudas considerables o realice actividades de alto riesgo financiero.
La decisión de acudir a un régimen de capitulación de bienes debe ser analizada y tomada de mutuo acuerdo entre la pareja, teniendo en cuenta que no significa que haya desconfianza o poca seguridad en que el matrimonio es para toda la vida. Es parte de la planificación financiera de las personas y, para que sea válida, debe hacerse previamente al acto matrimonial con la asesoría de un abogado de confianza de las partes.
Si Gaby hubiese actuado con menos emoción hace diez años habría tomado acciones para proteger el patrimonio que tenía a la hora de casarse, parte del cual fue otorgado por sus padres y el resto lo produjo usando su habilidad para los negocios. Durante su matrimonio, fue ella la que mantuvo estabilidad laboral y financiera y ahora debe compartir la mitad del producto de su esfuerzo en el momento del divorcio.
isabel.idarraga@gmail.com
Sígueme en Twitter @isabelidarraga
Cuando dos personas contraen matrimonio, además de crear vínculos emocionales y personales, formalizan un nexo patrimonial sobre el cual hay que tomar decisiones, previas al casamiento. Los próximos cónyuges han de convenir la forma en la que van a administrar el capital que cada uno posee hasta ese momento y el que será producido en el futuro así como la adquisición y venta de los mismos.
Una de las formas de resolver este aspecto es el régimen de Capitulación de bienes que permite a cada esposo seguir teniendo posesión sobre las pertenencias adquiridas antes del matrimonio y las que se adquieran a partir de este. Mediante las capitulaciones matrimoniales, cada miembro de la pareja sigue teniendo la misma independencia patrimonial de cuando estaba soltero.
Esta es una alternativa a considerar cuando uno de los cónyuges goza de una posición económica mucho más holgada que la del otro, cuando hay hijos de relaciones anteriores, cuando se espera una herencia o se pertenece a un grupo familiar con negocios importantes. También es una opción en el caso de que uno de los esposostenga deudas considerables o realice actividades de alto riesgo financiero.
La decisión de acudir a un régimen de capitulación de bienes debe ser analizada y tomada de mutuo acuerdo entre la pareja, teniendo en cuenta que no significa que haya desconfianza o poca seguridad en que el matrimonio es para toda la vida. Es parte de la planificación financiera de las personas y, para que sea válida, debe hacerse previamente al acto matrimonial con la asesoría de un abogado de confianza de las partes.
Si Gaby hubiese actuado con menos emoción hace diez años habría tomado acciones para proteger el patrimonio que tenía a la hora de casarse, parte del cual fue otorgado por sus padres y el resto lo produjo usando su habilidad para los negocios. Durante su matrimonio, fue ella la que mantuvo estabilidad laboral y financiera y ahora debe compartir la mitad del producto de su esfuerzo en el momento del divorcio.
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