Mariela ha visto a su papá un poco nervioso y lo invita a tomar un café para conversar al respecto. Bruno le cuenta que recientemente murió un viejo amigo y los hijos están peleando por sus bienes y no piensan en la viuda, que tenía 50 años al lado de su marido. Bruno le dice a Mariela que le preocupa el futuro de su esposa si él llegara a fallecer antes que ella, por lo que quiere dejar todo listo por si eso ocurre.
Para la mayoría de los seres humanos el tema de la muerte es difícil de abordar, ni siquiera se permiten pensar en ello. Como consecuencia de esta actitud, se obvia la preparación para el caso de que sobrevenga la desaparición temprana e imprevista de un miembro de la familia que sea el titular o cotitular del patrimonio familiar, el principal proveedor de recursos financieros o el administrador de los mismos.
En países desarrollados es frecuente planificar lo que se hará con la custodia y manutención de los hijos menores de edad si ambos padres faltan. Es común la designación, en un documento legal, de un tutor que asuma la patria potestad de los niños hasta su mayoría de edad y administre los fondos destinados para su sustento. Estos fondos provienen de un seguro de vida adquirido por sus padres.
A medida que las personas se hacen adultas adquieren bienes, algunos en sociedad, otros de manera individual. Los especialistas sugieren que se tengan todos los documentos importantes como títulos de propiedad, soportes de cuentas bancarias e inversiones, pólizas de vida, plan de ahorro, joyas y dinero en efectivo en un sitio específico y que se informe de su ubicación a una persona de confianza.
Cuando la tercera edad se acerca es conveniente pensar en la estabilidad del cónyuge que queda solo ante la ausencia de su pareja. Hay que hacer, además del inventario de activos, la designación de la persona que asumirá su administración y el cuidado del deudo, especialmente si es de edad muy avanzada. Algunas personas optan por repartir sus bienes en vida y otras preparan un testamento para dejar clara su voluntad.
Mariela ha llegado a un acuerdo con Bruno, su padre. Lo acompañará en la preparación del inventario de activos, en todas las diligencias necesarias para que su firma sea incluida en las cuentas de sus padres y escuchará de ambos cual es su voluntad en el momento en que partan de este mundo, así como la manera en que acompañará al progenitor que permanezca con vida
isabel.idarraga@gmail.com
Sígueme en Twitter @isabelidarraga
Para la mayoría de los seres humanos el tema de la muerte es difícil de abordar, ni siquiera se permiten pensar en ello. Como consecuencia de esta actitud, se obvia la preparación para el caso de que sobrevenga la desaparición temprana e imprevista de un miembro de la familia que sea el titular o cotitular del patrimonio familiar, el principal proveedor de recursos financieros o el administrador de los mismos.
En países desarrollados es frecuente planificar lo que se hará con la custodia y manutención de los hijos menores de edad si ambos padres faltan. Es común la designación, en un documento legal, de un tutor que asuma la patria potestad de los niños hasta su mayoría de edad y administre los fondos destinados para su sustento. Estos fondos provienen de un seguro de vida adquirido por sus padres.
A medida que las personas se hacen adultas adquieren bienes, algunos en sociedad, otros de manera individual. Los especialistas sugieren que se tengan todos los documentos importantes como títulos de propiedad, soportes de cuentas bancarias e inversiones, pólizas de vida, plan de ahorro, joyas y dinero en efectivo en un sitio específico y que se informe de su ubicación a una persona de confianza.
Cuando la tercera edad se acerca es conveniente pensar en la estabilidad del cónyuge que queda solo ante la ausencia de su pareja. Hay que hacer, además del inventario de activos, la designación de la persona que asumirá su administración y el cuidado del deudo, especialmente si es de edad muy avanzada. Algunas personas optan por repartir sus bienes en vida y otras preparan un testamento para dejar clara su voluntad.
Mariela ha llegado a un acuerdo con Bruno, su padre. Lo acompañará en la preparación del inventario de activos, en todas las diligencias necesarias para que su firma sea incluida en las cuentas de sus padres y escuchará de ambos cual es su voluntad en el momento en que partan de este mundo, así como la manera en que acompañará al progenitor que permanezca con vida
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