Miguel y Raúl conversan con el profesor acerca del tema que han estudiado hoy, la solidaridad. Analizan su impacto positivo entre los miembros de una familia, de una comunidad y de una nación. Su interés en el tema surge del esfuerzo que hacen para ejecutar un proyecto de contribución de tiempo de cada vecino a la solución de un problema de su comunidad, el rescate de un área verde.
La solidaridad puede ser definida como la colaboración mutua entre las personas ante una situación o sentimiento en particular. Con frecuencia presenciamos como, ante situaciones inesperadas que afectan a nuestros seres queridos, vecinos o compañeros, se organizan rápidamente para prestar ayuda bien sea mediante la ejecución de ciertas tareas o con aportes de bienes y dinero.
Los actos de solidaridad realizados de forma organizada, sin distinción de credo, sexo, raza, nacionalidad o posición política, repercuten en mejoras para la sociedad, las cuales inciden en el bienestar y calidad de vida de los que en ella habitan. Los vecinos que siembran y cuidan los árboles de un parque infantil ofrecen a sus niños un lugar para el esparcimiento y contribuyen a preservar el medio ambiente.
Miguel comenta que en los proyectos sociales en los que ha participado, ha comprobado que los mejores resultados se obtienen cuando las personas que ofrecen su aporte no esperan nada a cambio. Se ha encontrado con quienes, como el dueño de la cantina del colegio, aportan mensualmente dinero para una beca escolar y solicitan mantener su nombre fuera de reconocimiento público alguno.
Raúl agrega que sus padres le han inculcado que la solidaridad nace en la familia, en los cónyuges que se apoyan en las labores del hogar, en el hermano mayor que ayuda al hermano menor con la tarea. Según él, la disposición a la solidaridad debería ser un hábito, una actitud personal, una disposición constante a tomar responsabilidad en la búsqueda de solución a los problemas del entorno cercano de las personas.
Estos jóvenes están convencidos del gran aporte que se pueda dar en dirección a resolver buena parte de los problemas de nuestra sociedad, bien sean económicos, sociales o políticos, pueden mejorar grandemente con la aplicación de la solidaridad en cualquiera de sus formas: de los individuos, de los trabajadores entre sí, de los empresarios y de los empleados, de los gobernantes, de los pueblos y las naciones.
isabel.idarraga@gmail.com
Sígueme en Twitter @isabelidarraga
La solidaridad puede ser definida como la colaboración mutua entre las personas ante una situación o sentimiento en particular. Con frecuencia presenciamos como, ante situaciones inesperadas que afectan a nuestros seres queridos, vecinos o compañeros, se organizan rápidamente para prestar ayuda bien sea mediante la ejecución de ciertas tareas o con aportes de bienes y dinero.
Los actos de solidaridad realizados de forma organizada, sin distinción de credo, sexo, raza, nacionalidad o posición política, repercuten en mejoras para la sociedad, las cuales inciden en el bienestar y calidad de vida de los que en ella habitan. Los vecinos que siembran y cuidan los árboles de un parque infantil ofrecen a sus niños un lugar para el esparcimiento y contribuyen a preservar el medio ambiente.
Miguel comenta que en los proyectos sociales en los que ha participado, ha comprobado que los mejores resultados se obtienen cuando las personas que ofrecen su aporte no esperan nada a cambio. Se ha encontrado con quienes, como el dueño de la cantina del colegio, aportan mensualmente dinero para una beca escolar y solicitan mantener su nombre fuera de reconocimiento público alguno.
Raúl agrega que sus padres le han inculcado que la solidaridad nace en la familia, en los cónyuges que se apoyan en las labores del hogar, en el hermano mayor que ayuda al hermano menor con la tarea. Según él, la disposición a la solidaridad debería ser un hábito, una actitud personal, una disposición constante a tomar responsabilidad en la búsqueda de solución a los problemas del entorno cercano de las personas.
Estos jóvenes están convencidos del gran aporte que se pueda dar en dirección a resolver buena parte de los problemas de nuestra sociedad, bien sean económicos, sociales o políticos, pueden mejorar grandemente con la aplicación de la solidaridad en cualquiera de sus formas: de los individuos, de los trabajadores entre sí, de los empresarios y de los empleados, de los gobernantes, de los pueblos y las naciones.
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