Roberto acompaña a su nieto, Luis Ernesto, a la Universidad y en el trayecto conversan acerca de muchos temas. El abuelo comenta que se siente agradecido de haber escuchado un consejo que le dieron cuando empezó a trabajar, siendo muy joven, y que siguió a lo largo de su vida, ahorrar todos los meses para disfrutar de un retiro cómodo y tranquilo, sin depender de sus hijos para su manutención y la de su esposa.
Durante la juventud no se piensa en la vejez la cual se percibe como muy lejana. Sin embargo, en esa etapa se siembran los cimientos sobre los cuales descansará la tercera edad. Es el momento idóneo para aprender a administrar los ingresos de forma tal que alcancen para el resto de la vida, aprovechando que hay menos obligaciones personales y familiares que facilitan la incorporación del hábito del ahorro a la rutina personal.
Luis Ernesto quiere saber cómo empezar si aún no tiene un ingreso fijo y Roberto le dice: “cada vez que recibas dinero, haz un presupuesto de gastos en los que incluyas un ahorro de 10% en una cuenta bancaria”. Sí una persona joven comienza a formar la costumbre de ahorrar, cuando llegue la edad de la jubilación, disfrutará de una vida cómoda y sin sobresaltos financieros.
El comienzo de la carrera profesional es el momento propicio para iniciar un plan de ahorros o de retiro, al que se hagan aportes anuales a lo largo de la etapa productiva de la vida. Esta inversión crecerá en el tiempo y después de 20 o 30 años puede significar un capital interesante, suficiente para respaldar todas las necesidades, gustos y deseos que se presenten en la tercera edad.
Otro hábito que hay que procurar ganar es el de adquirir siempre la mejor póliza de salud posible. Con el transcurrir de los años, aumentan las enfermedades y visitas a los centros médicos. La ausencia de una póliza de salud puede ocasionar inconvenientes como acceso restringido a los mejores tratamientos y necesidad de recurrir a préstamos para hacer frente a los gastos ocasionados por una dolencia.
La preparación económica para la edad adulta comienza en nuestra juventud y mientras más temprano empecemos, mejor preparados estaremos para cuando llegue el momento de nuestra jubilación y queramos seguir viviendo con el estilo de vida al que estamos acostumbrados, sin convertirnos en una carga para nuestros familiares. Para tener una vejez digna, el ahorro debe comenzar cuanto antes.
isabel.idarraga@gmail.com
Sígueme en Twitter @isabelidarraga
Durante la juventud no se piensa en la vejez la cual se percibe como muy lejana. Sin embargo, en esa etapa se siembran los cimientos sobre los cuales descansará la tercera edad. Es el momento idóneo para aprender a administrar los ingresos de forma tal que alcancen para el resto de la vida, aprovechando que hay menos obligaciones personales y familiares que facilitan la incorporación del hábito del ahorro a la rutina personal.
Luis Ernesto quiere saber cómo empezar si aún no tiene un ingreso fijo y Roberto le dice: “cada vez que recibas dinero, haz un presupuesto de gastos en los que incluyas un ahorro de 10% en una cuenta bancaria”. Sí una persona joven comienza a formar la costumbre de ahorrar, cuando llegue la edad de la jubilación, disfrutará de una vida cómoda y sin sobresaltos financieros.
El comienzo de la carrera profesional es el momento propicio para iniciar un plan de ahorros o de retiro, al que se hagan aportes anuales a lo largo de la etapa productiva de la vida. Esta inversión crecerá en el tiempo y después de 20 o 30 años puede significar un capital interesante, suficiente para respaldar todas las necesidades, gustos y deseos que se presenten en la tercera edad.
Otro hábito que hay que procurar ganar es el de adquirir siempre la mejor póliza de salud posible. Con el transcurrir de los años, aumentan las enfermedades y visitas a los centros médicos. La ausencia de una póliza de salud puede ocasionar inconvenientes como acceso restringido a los mejores tratamientos y necesidad de recurrir a préstamos para hacer frente a los gastos ocasionados por una dolencia.
La preparación económica para la edad adulta comienza en nuestra juventud y mientras más temprano empecemos, mejor preparados estaremos para cuando llegue el momento de nuestra jubilación y queramos seguir viviendo con el estilo de vida al que estamos acostumbrados, sin convertirnos en una carga para nuestros familiares. Para tener una vejez digna, el ahorro debe comenzar cuanto antes.
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