Juan y Mariela suelen compartir ideas acerca del manejo de sus respectivas empresas. La elaboración del presupuesto para el próximo año, los lleva a analizar la importancia de destinar recursos a capacitar al personal. Ambos son de la opinión de que la inversión en formación está directamente relacionada con la calidad de la empresa y contribuye a aumentar el capital de la misma.
Anteriormente, las organizaciones veían el adiestramiento como un gasto, algunas veces necesario. Actualmente, ante los cambios cada vez más rápidos que se dan en los mercados y la mayor competencia existente, los directivos han comprendido la importancia de que el personal bajo su supervisión sea capaz de actuar exitosamente, aún en condiciones adversas, para lo cual requieren de aprendizaje apropiado y oportuno.
Las empresas se interesan por evaluar el retorno en los resultados obtenidos al final del ejercicio económico, del esfuerzo realizado para proporcionar a los trabajadores nuevas destrezas y actualización de conocimientos. Se considera que la inversión en capacitación debe generar beneficios y añadir valor a la organización, para ser considerada como tal.
Las organizaciones que cuentan con objetivos claros y definidos, tienen mayores probabilidades de que las actividades de entrenamiento en las que participen generen retorno sobre la inversión. Logran que la formación incida en resultados positivos, como una mejor atención a clientes, reducción de costos en procesos productivos e innovación en la calidad de los productos que elaboran y los servicios que ofrecen.
En tiempos de crisis, los gerentes se afanan en controlar los costos y, muchos de ellos, reducen el presupuesto destinado inicialmente al la capacitación del talento humano. Olvidan que, justamente en esos momentos, es cuando la empresa requiere de personal capaz de contribuir a alcanzar las metas trazadas, para lo que el conocimiento es un ingrediente primordial.
Juan y Mariela concluyen que en el presupuesto anual es imperativo incluir una partida para capacitación del personal, en función de los objetivos establecidos. Están de acuerdo en que un buen plan de entrenamiento incrementa las probabilidades de convertir la formación en un generador de beneficios que añada valor a la organización y le permita mantener su posición en el mercado.
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