Rafael
ha tenido una conversación muy interesante con su papá y se siente dichoso de
tener encontrar en él un buen amigo, excelente compañero de trabajo y su mejor mentor.
Esta mañana, antes de empezar sus actividades como médicos en la clínica de la
familia, le pidió orientación para motivar a su prometida, Emilia, a reforzar el
hábito de ahorrar pues considera que es un
tema en el que deben estar de acuerdo antes de contraer matrimonio.
El
ahorro es la diferencia entre los ingresos y el consumo. Era practicado desde
tiempos remotos en civilizaciones como la egipcia, china e inca para guardar parte
de la cosecha con el fin de hacer frente a imprevistos como largas sequias o ataques
de plagas. En la medida en que el sistema financiero se ha masificado y
diversificado, han aparecido numerosas alternativas para acometerlo, desde
simple cuentas de ahorro a planes de ahorro para educación de los hijos o el retiro en la tercera edad.
Es
una de las mejores prácticas que puede tener una persona responsable consigo
misma y con sus seres queridos. Cada vez que se percibe una entrada de efectivo,
cualquiera que sea su origen, salario, renta, herencia o premio se debe
reservar una parte, la cual servirá para atender diferentes necesidades que se
hacen presentes a lo largo de nuestras vidas. Los niños pueden aprender a
ahorrar con una alcancía en la que guarden una porción del dinero que reciban
como regalo o mesada.
En
momentos en los que es imperativo hacer un desembolso para atender un gasto
extraordinario como una emergencia, podemos acudir a nuestros ahorros. Ante una
eventualidad como una muela rota o una tubería rota, una cuenta de ahorro se
convierte en la solución del problema que, en otras circunstancias, puede transformarse
en un drama que amerite soportar el dolor o acostumbrarse a vivir con una
gotera en el techo.
El
ahorro es la vía para hacer realidad nuestros sueños y la base para la construcción de un
patrimonio personal o familiar. A partir de él, es posible adquirir una
vivienda, dar a los hijos la mejor
educación, emprender un negocio propio, llevar a cabo el viaje familiar
largamente anhelado o remodelar nuestro hogar.
Cuando se poseen metas y objetivos claros, se incentiva la acción de
ahorrar y se abre el camino para
acostumbrarse a esta buena rutina.
Rafael
propondrá a su novia, Emilia, que elaboren juntos una lista detallada con las metas comunes en el corto, mediano y
largo plazo en la que especifiquen el monto a ahorrar para alcanzarlas en el
tiempo estimado y definirán, adicionalmente, cuanto guardarán para las emergencias.
Para él es muy importante guardar parte de sus ingresos y, desde niño, ha experimentado
la gratificación de alcanzar sus metas a partir del uso del dinero que ha reservado
para su logro.
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