Rafael y Emilia, novios desde hace varios años, convienen que están en
su mejor momento para contraer matrimonio. Ambos son profesionales con gran potencial de desarrollo, generan
ingresos suficientes para mantener un hogar y creen en la familia como base de
la sociedad. Sin embargo, Rafael siente temor de que los hábitos financieros de
Emilia ocasionen, a la larga, daños a su relación de pareja. Conversa de ello
con su suegro, quien ha sido su mejor referencia en materia financiera.
El desconocimiento de aspectos financieros como el ingreso mensual del
prometido hace difícil establecer que aporte hará para cubrir los gastos fijos
del nuevo domicilio. Más arduo será determinar el monto del que pueda disponer para
gastos variables y el ahorro. Una recién casada puede descubrir con horror, en
el momento de una emergencia médica, que su esposo tiene las tarjetas de
crédito bloqueadas por falta de pago y ella contaba con ese medio para pagar las
medicinas que necesita.
Muchas parejas consideran que incluir el dinero como tema en su
relación es poco delicado y hasta una muestra de mala educación. Por el
contrario, el noviazgo es la etapa para conocer al otro, como compra, sus metas
en el corto y largo plazo, su nivel de endeudamiento, activos que posee,
ahorros y productos financieros (cuenta de ahorros, pólizas, plan de retiro). Las
salidas al cine o la respuesta ante compromisos sociales revelan hábitos de
consumo a los que hay que prestar atención.
Conocer al prometido ofrece grandes ventajas para el momento de
conformar una nueva familia. Permite identificar los principales objetivos de
vida de cada uno que pueden ser tener un bien inmueble o un negocio propio.
Hace posible determinar cuál de los dos tiene mejor control del dinero. Da la
oportunidad de definir metas comunes como número de hijos deseados, estudios de
postgrado, fondo para la tercera edad, y las acciones a emprender para hacerlas
realidad.
Los novios que revisan juntos sus finanzas están en posición de decidir
cómo usar el dinero de la comunidad conyugal, en una cuenta de ambos o en cuentas separadas. Establecen que
porcentaje de sus ingresos aportarán y cuanto se reservarán para sus gastos
personales. Saben que tipo de compromisos como deudas o hipotecas están
dispuestos a asumir en conjunto. Y, en general, para ellos, la toma de decisiones
importantes será un proceso más sencillo que para quienes no se conocen bien.
La conversación con su suegro ha servido de orientación a Rafael para
plantear a Emilia sus inquietudes con total franqueza. Se compromete con su
novia a asumir el manejo de las finanzas familiares y le pide, a cambio, que lo
acompañe en la elaboración del presupuesto mensual. Emilia e compromete a
respetar los acuerdos que establezcan para el uso del dinero de la comunidad
familiar y manifiesta su disposición para estudiar temas de finanzas personales
para convertirse en un apoyo para Rafael.
Sígueme en Twitter @isabelidarraga