Rafael,
como todos los jueves, se acerca al camión del Sr. Pérez a comprar vegetales y
escucha los comentarios de la gente acerca de sus planes para la época navideña.
Cae en cuenta que, como profesional independiente, no ha hecho ninguna previsión
al respecto y se sorprende al conocer cuan ordenado ha sido el Sr. Pérez
durante el año para disfrutar, en estas fechas, con la entrega de presentes a
sus seres queridos así como una cena especial en navidad y año nuevo.
En
muchos países las personas que trabajan bajo dependencia reciben al final del
año un pago extraordinario conocido como “Utilidades”, “Aguinaldo” o
“Bonificación”. Este dinero adicional permite, a las personas ordenadas, adquirir
los tradicionales regalos, hacer compras importantes como electrodomésticos o
muebles, completar la cuota inicial para un nuevo vehículo o hacer un aporte
significativo para el pago de una deuda. En fin, no se usa en los gastos
regulares.
Quienes
laboran de forma independiente no perciben esta remuneración por lo que, si
quieren hacer obsequios o celebraciones especiales, deben ahorrar a lo largo
del año. De hecho, también deben hacer un apartado para actividades no
recurrentes como disfrutar de unas vacaciones y procurar construir un fondo de emergencia para los
meses en que el ritmo del trabajo disminuya y, por consiguiente, el dinero sea insuficiente
para cubrir los gastos regulares.
La
planificación del uso de nuestros ingresos es una excelente vía para hacer los
ahorros necesarios que permitan cubrir estos gastos que son diferentes a los
que hacemos normalmente. El presupuesto mensual es la mejor herramienta con la
que podemos organizar el uso de nuestro dinero
de una manera racional y, muy importante, debemos hacerlo antes de que llegue a nuestras
manos. De esta manera, cuando lo recibimos ya sabemos cómo lo vamos a gastar y
cuanto vamos a guardar.
Hacer
un presupuesto, en principio, puede ser
fastidioso e incluso difícil, sin embargo, una vez que se ha repetido varias
veces y se adquiere el hábito, se convierte en una actividad de rutina que trae
múltiples ventajas a nuestros bolsillos. Al elaborarlo, reconocemos cuanto
percibimos y, por ende, el límite de nuestros egresos. Por otra parte, conocemos
el monto de nuestra deuda, la fecha de pago y aprendemos a ahorrar, aunque sea
un monto pequeño, cada mes.
El
Sr. Pérez vende vegetales en su camión durante el año, tiene ahorros para
cubrir sus gastos durante los días que no trabaja y, además, guarda parte de
sus ingresos diarios para disfrutar de las Utilidades de fin de año tal como
hacen los empleados. Rafael, quién está seguro de generar, con su propio
negocio, una cantidad considerablemente
superior a lo percibido por el Sr. Pérez no tiene un centavo guardado para la
época decembrina y agradece la lección que acaba de recibir esta mañana.
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