Miguel,
inquieto adolescente, sorprende nuevamente a sus padres con una pregunta: ¿Qué
aspectos toman en consideración los jefes de familia cuando se ocupan de la
planificación financiera familiar? Juan, su padre, le comenta que es importante
asegurar alimentación, educación, salud y entretenimiento, así como la
construcción de un patrimonio que les permita, como padres, tener recursos para
el momento del retiro y no ser una carga para los hijos.
A
medida que los jóvenes se hacen adultos y se incorporan al campo laboral adquieren
responsabilidades sobre sus gastos personales. Muchos deben trabajar para pagar
sus estudios universitarios y colaborar con la manutención del hogar. Con el
transcurrir del tiempo, forman sus propias familias y asumen el compromiso de satisfacer
las necesidades de los miembros de sus hogares. La formación y el ejemplo recibidos de sus
padres tendrán una influencia importante a lo largo de sus vidas.
Mientras
están en edad productiva, los jefes del hogar, construyen un patrimonio
familiar mediante la adquisición de activos productivos como vivienda,
terrenos, un negocio propio. Para darle un uso racional a su dinero, evitan
hacer compras superfluas, buscan los mejores precios, utilizan un presupuesto
mensual y ahorran una parte de sus ingresos para cubrir emergencias y hacer inversiones
en el futuro. Aprenden a proteger sus bienes con las pólizas de vehículo y vivienda.
Los
padres responsables procuran garantizar la estabilidad financiera de sus hijos
mediante la adquisición de productos como las pólizas de vida que garanticen
que, en caso de una muerte temprana, haya dinero para que los niños sigan
estudiando y cubriendo sus necesidades. Además, con las pólizas de incapacidad
aseguran que, en caso de no poder seguir trabajando por enfermedad o accidente,
cuenten con una pensión que permita seguir cubriendo los gastos del hogar.
Quienes
toman su tiempo para aprender a darle un buen uso a su dinero tendrán un futuro
más tranquilo que aquellos que van por la vida sin rumbo alguno, gastando más
de lo que ganan. En el presente, pueden estar en igualdad de condiciones con los
que hacen un presupuesto mensual, ahorran y establecen metas. En unos años,
cuando la etapa productiva de sus vidas comience a mermar, verán la diferencia
entre su calidad de vida y las de quienes lo pensaron mejor antes de gastar
todo lo que ganaron.
Juan
le dice a su hijo Miguel que se siente tranquilo porque en su hogar se han
establecido prioridades a la hora de usar el dinero que él y su esposa
producen. Ante todo se cubren los gastos mensuales y las obligaciones como pago
de préstamos bancarios y ahorro. Lo más importante, como padres, prosigue Juan,
es que los hijos estudien y aprendan en el hogar a ser personas responsables
con la vida que eligen para que, en el futuro, sean personas valiosas para sus
familias y su comunidad.
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