César, en medio de sus múltiples actividades, toma un tiempo para revisar el plan financiero que hizo cuando aún era estudiante para adaptarlo a su nueva situación como un profesional de la medicina recién graduado. En principio, le interesa conocer a cuanto asciende su valor neto o patrimonio personal, para avanzar en la determinación de sus metas financieras.
El patrimonio de una persona refleja su valor monetario en un momento dado. Es fundamental conocer esta cifra como un paso previo para establecer las metas financieras dirigidas a hacer crecer el capital personal y familiar. Su cálculo es un ejercicio que, a pesar de ocasionar angustia y preocupación en muchos casos, puede convertirse en un gran motivador para hacer cambios en los hábitos de consumo y ahorro.
El ejercicio del cálculo del patrimonio personal empieza por conocer el importe total de los activos o posesiones con que se cuenta, a valor de mercado. Se considera el dinero en efectivo, divisas, inversiones en mercado bursátil y participación en empresas, bienes muebles e inmuebles y las cuentas por cobrar. Se toman en cuenta todas las pertenencias que en un momento dado se puedan vender.
Seguidamente, se prepara una relación de los pasivos o deudas. En este apartado se debe contemplar cualquier monto que se adeuda a terceros, bien sea a instituciones financieras, empresas, amigos y familiares. Además, es importante, incluir los intereses por financiamiento y las cuentas por pagar atrasadas de servicios como mensualidades de condominio, colegio o vivienda.
Conocidos ambos montos, se hace una operación aritmética. Al valor total de activos se le resta el de los pasivos y esa diferencia es el patrimonio personal. Una cifra positiva indica que, en un momento dado, una persona puede cubrir todas sus deudas con sus activos, mientras que una cifra negativa muestra insolvencia financiera y la necesidad de aplicar medidas correctivas de inmediato.
Una vez realizado el cálculo, César siente satisfacción al corroborar que cuenta con un valor neto positivo, producto del cuidado con el que usa su dinero. En función del resultado, decide establecer una meta de crecimiento anual de su patrimonio así como proceder con la inversión que tiene en mente. Reconoce que lo que ha logrado hasta el momento es fruto de los hábitos de ahorro y consumo que ha incorporado a su vida.
isabel.idarraga@gmail.com
Sígueme en Twitter @isabelidarraga
El patrimonio de una persona refleja su valor monetario en un momento dado. Es fundamental conocer esta cifra como un paso previo para establecer las metas financieras dirigidas a hacer crecer el capital personal y familiar. Su cálculo es un ejercicio que, a pesar de ocasionar angustia y preocupación en muchos casos, puede convertirse en un gran motivador para hacer cambios en los hábitos de consumo y ahorro.
El ejercicio del cálculo del patrimonio personal empieza por conocer el importe total de los activos o posesiones con que se cuenta, a valor de mercado. Se considera el dinero en efectivo, divisas, inversiones en mercado bursátil y participación en empresas, bienes muebles e inmuebles y las cuentas por cobrar. Se toman en cuenta todas las pertenencias que en un momento dado se puedan vender.
Seguidamente, se prepara una relación de los pasivos o deudas. En este apartado se debe contemplar cualquier monto que se adeuda a terceros, bien sea a instituciones financieras, empresas, amigos y familiares. Además, es importante, incluir los intereses por financiamiento y las cuentas por pagar atrasadas de servicios como mensualidades de condominio, colegio o vivienda.
Conocidos ambos montos, se hace una operación aritmética. Al valor total de activos se le resta el de los pasivos y esa diferencia es el patrimonio personal. Una cifra positiva indica que, en un momento dado, una persona puede cubrir todas sus deudas con sus activos, mientras que una cifra negativa muestra insolvencia financiera y la necesidad de aplicar medidas correctivas de inmediato.
Una vez realizado el cálculo, César siente satisfacción al corroborar que cuenta con un valor neto positivo, producto del cuidado con el que usa su dinero. En función del resultado, decide establecer una meta de crecimiento anual de su patrimonio así como proceder con la inversión que tiene en mente. Reconoce que lo que ha logrado hasta el momento es fruto de los hábitos de ahorro y consumo que ha incorporado a su vida.
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