Fernando y Marisol están listos para iniciar su viaje de vacaciones. Han buscado los mejores precios en pasajes y hoteles, hasta han adquirido entradas para obras de teatro y conciertos para aprovechar el ahorro de la compra anticipada. Marisol le cuenta a su papá los detalles, y éste le pregunta por la póliza de viaje. Ella comenta, “no la vamos a comprar porque nada nos va a ocurrir, somos jóvenes y tenemos buena salud”.
Buena parte de los viajeros no considera que las pólizas de viaje sean necesarias. Las perciben como un gasto en exceso, cuya adquisición puede incidir en la realización de una excursión o el alquiler de un vehículo. No evalúan las consecuencias que un accidente o enfermedad puedan tener, sobre todo cuando se está en un país extraño con poco dinero en efectivo y una tarjeta de crédito con límite reducido.
Las pólizas de viajero pretenden aliviar los problemas económicos que se puedan presentar durante el periplo, brindando seguridad en este aspecto. Las mejores son las de empresas que asumen los gastos directamente, evitando así que el asegurado tenga que hacer un desembolso de dinero en el extranjero que deba reclamar al llegar a su país de origen, lo que además, afectaría su presupuesto.
En los últimos tiempos, las coberturas de las pólizas de viaje se han diversificado en función de las distintas situaciones que se puedan presentar, tanto en viajes de placer como en viajes de negocios. Es así como, adicionalmente a la cobertura de gastos médicos, hay servicios por cancelación de viajes, extravío de equipaje, pérdida de equipos electrónicos, apoyo legal y repatriación de restos.
Antes de adquirir una póliza de este tipo hay que evaluar varios aspectos. Si la persona va a viajar más de una vez al año, es más rentable una póliza anual que una por cada salida. Sí se traslada a un país de alto riesgo lluvias y huracanes, se aconseja una póliza que incluya cancelaciones de vuelos o cambios de itinerarios. Si el país de destino es altamente conflictivo, hay pólizas que incluyen servicios de abogados.
Marisol, después de escuchar la explicación de su padre, comprende que no comprar una póliza de viaje podría afectar seriamente los planes en los que ella y Fernando han puesto ahorro de dinero e ilusión. La adquisición de una buena póliza de viaje les brindará seguridad y tranquilidad y, en el caso de una eventualidad, contarán con un respaldo financiero que les permita solventarla.
Buena parte de los viajeros no considera que las pólizas de viaje sean necesarias. Las perciben como un gasto en exceso, cuya adquisición puede incidir en la realización de una excursión o el alquiler de un vehículo. No evalúan las consecuencias que un accidente o enfermedad puedan tener, sobre todo cuando se está en un país extraño con poco dinero en efectivo y una tarjeta de crédito con límite reducido.
Las pólizas de viajero pretenden aliviar los problemas económicos que se puedan presentar durante el periplo, brindando seguridad en este aspecto. Las mejores son las de empresas que asumen los gastos directamente, evitando así que el asegurado tenga que hacer un desembolso de dinero en el extranjero que deba reclamar al llegar a su país de origen, lo que además, afectaría su presupuesto.
En los últimos tiempos, las coberturas de las pólizas de viaje se han diversificado en función de las distintas situaciones que se puedan presentar, tanto en viajes de placer como en viajes de negocios. Es así como, adicionalmente a la cobertura de gastos médicos, hay servicios por cancelación de viajes, extravío de equipaje, pérdida de equipos electrónicos, apoyo legal y repatriación de restos.
Antes de adquirir una póliza de este tipo hay que evaluar varios aspectos. Si la persona va a viajar más de una vez al año, es más rentable una póliza anual que una por cada salida. Sí se traslada a un país de alto riesgo lluvias y huracanes, se aconseja una póliza que incluya cancelaciones de vuelos o cambios de itinerarios. Si el país de destino es altamente conflictivo, hay pólizas que incluyen servicios de abogados.
Marisol, después de escuchar la explicación de su padre, comprende que no comprar una póliza de viaje podría afectar seriamente los planes en los que ella y Fernando han puesto ahorro de dinero e ilusión. La adquisición de una buena póliza de viaje les brindará seguridad y tranquilidad y, en el caso de una eventualidad, contarán con un respaldo financiero que les permita solventarla.