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Mostrando entradas de junio, 2020

Una póliza de vida me permitió…

¿Qué ocurre en una familia cuando el jefe de familia fallece dejando a una viuda con hijos pequeños? Hoy quiero compartir dos historias que me enseñaron que tomar una póliza de vida es un verdadero acto de amor. Mamá ¿voy a poder ir a la Universidad? Cuando su papá falleció de cáncer, Marlene estaba en 4to año de bachillerato y le preguntó a su mamá si podría estudiar en la Universidad. Ella y su hermana siguieron en el mismo colegio, estudiaron en una Universidad privada y hoy día su mamá tiene una pensión, gracias al dinero de una póliza de vida que su papá les dejo. Mi papá siguió el consejo de su jefe El papá de Margarita era obrero en la industria petrolera y un día le contó a su esposa que su jefe le había sugerido que comprara una póliza de vida. Ella le dijo que ese dinero hacía falta en la casa. El señor siguió el consejo de su jefe y, cuando falleció, dejando a una viuda con seis hijos, la póliza de vida fue el sustento hasta que Margarita y sus hermanos se

¿Cuál es el mejor día para tomar una póliza de vida?

Imagina que hace, exactamente, un año, abandonaste este mundo para siempre, dejando a tu familia sin tu presencia y la seguridad que le dabas. Vuelve al día de hoy y pregúntate: ¿Cómo es su vida sin ti? ¿Cuenta con suficiente dinero para cubrir sus gastos? ¿Sigue soñando con el regalo que le ofreciste para las vacaciones? Si tus hijos, pareja, padres u otras personas dependen de ti financieramente, necesitas un seguro de vida. ¿Por qué? Un seguro de vida garantiza que tus dependientes contarán con el dinero suficiente para seguir adelante si les llegaras a faltar. Los niños continuarán estudiando mientras su madre o padre los cuidan y tus viejos tendrán una vejez digna. Con una póliza de vida puedes adquirir un patrimonio en el que establezcas claramente quienes serán los beneficiarios y como recibirán el dinero para que continúen su vida, su rutina y sus metas teniendo siempre tu recuerdo presente. Ese fue el caso de un matrimonio joven con gemelas pequeñas. El falle

Como yo, que no soy deportista, cuido mi salud

Confieso que mi espíritu deportivo consiste más en ver un juego de tenis que en practicar algún deporte. En bachillerato, el único día que jugué volibol, salí con dos dedos hinchados. Sin embargo, lo he intentado. Fui al gimnasio durante varios años hasta que le perdí el gusto. Después conocí a unos montañistas apasionados y quise entrenarme para ir a Mérida y mis rodillas solo me dejaron llegar hasta el Hotel Humbold. Me dediqué a caminar a paso rápido y un día troté. El propio momento ajá. ¡Qué sensación tan divina! Empecé a correr de forma disciplinada y me sentí deportista de verdad por primera vez en mi vida. Entrenaba varias veces a la semana y participaba en cuanta carrera había. Tenía una meta: el maratón de Nueva York. Hasta que mi columna empezó a molestar y tuve que dejar el único deporte al que hubiese dedicado, con todo el gusto, buena parte de mi tiempo. Cuando entré al mundo de los seguros miré de otra forma la importancia de cuidar la sal

Cinco verdades que he aprendido sobre las pólizas de salud

Si algo me gusta de mi actividad como asesor de seguros es el aprendizaje contínuo de mi equipo y colegas, de la competencia, de mis clientes, de prospectos, de libros y cursos y de los hechos que suceden a mí alrededor. Hoy quiero compartir contigo el aprendizaje que me ha dejado el contacto cercano con las pólizas de salud que pueden ayudarte a tomar una decisión para tu beneficio y el bienestar familiar: 1 - Las enfermedades o accidentes no tienen fecha ¿Conoces el caso de una persona que se levanta sintiéndose muy bien y, antes de que termine el día, nota como su estado de salud cambia drásticamente porque una enfermedad se hizo escuchar o tuvo un accidente grave en su casa? 2 - Tener buen estado de salud disminuye la probabilidad de que ocurra una enfermedad, no la elimina ¿Has sabido de casos como el de un jefe de familia que se hace su chequeo médico preventivo anual y el médico le dice: estás perfecto. Sin embargo, tres meses después empieza a sentirse